Esta reserva está considerada como uno de los lugares más bellos del
Perú
Pertenezco a un grupo que
programa expediciones fotográficas y esta vez el viaje sería a Huancaya, había
visto fotos y leído algo al respecto pero no sabía mucho más. Acudí al sitio de reunión junto con otros 25
compañeros, nos repartieron en dos movilidades.
La distancia a recorrer es de 320
kms. de los cuales 280 son asfaltados y 72 afirmados. Partimos a las 10:30 p.m.
de Lima por la carretera Panamericana sur rumbo a Cañete de allí tomamos el
desvío a Lunahuaná, pasamos por Imperial y otros anexos. Atravesamos Pacarán, Zúñiga, Catahuasi,
Conchán, San Lorenzo de Putinza, Calachota, Auco, Yauyos, Llapay, Vitis, Alis
hasta llegar a Huancaya. Lima se
encuentra a 160 msnm y Huancaya a 3.554 msnm, llevé consigo mis pastillas para
la presión además aspirina y gravol para
el mal de altura o “soroche” y las tomé aproximadamente a la 1:30 de la
madrugada, hora que empezamos el ascenso
después del Lunahuaná. Nos dijeron que
haría frío de modo que iba bien abrigada, el viaje fue de 8 horas
aproximadamente y llegamos cerca de las 7 a.m. Sugiero que para los viajes
largos siempre lleven el aro o almohadilla circular que se coloca en el cuello
y alivia cualquier malestar por la posición y distancia. El camino tiene muchas curvas y un 40% de la
pista con ancho apenas como para que circule un auto en una vía doble, es
aconsejable tomar movilidades que conozcan la zona y si van en movilidad propia
hacerlo de día y ojalá que no sea un carro bajo para que no tenga problemas.
Abastecerse de gasolina porque después de Lunahuaná hay pocos grifos.
Después de desayunar pan con
huevo y queso, refresco de Muña para la digestión y mate de coca para
revivirnos, pasamos enseguida al Hospedaje Lima un recinto de 2 pisos con
varias habitaciones, rústico como es todo en provincia y más en la sierra. Se
repartieron los cuartos y compartí habitación con tres personas más en las que
se encontraba una paisana colombiana que recién había llegado hace 15 días,
invitada por uno de los fotógrafos. El baño quedaba en el primer piso, nuestra
habitación en el 2º. Piso subiendo por una escalera caracol.
Después
de alistarnos sabiendo que en la sierra el sol brilla en su esplendor y cuando
estás bajo él te da calor y en la sombra
frío. La altura inmediatamente se deja sentir
y el corazón se acelera hay que hacer todo con calma. Visitamos la plaza central, las
construcciones tienen bastante piedra labrada del sitio, la asequia baja cristalina por el
centro de las calles, hay envases para reciclaje de basura en la plaza.
Plaza principal de Huancaya
Puerta principal de la Iglesia tallada en madera
Figuras elaborados en piedra
La pileta central hace homenaje a LA TRUCHA pez tan abundante en la zona.
Una encantadora señora que posa para mí de muy buen agrado
Calle en donde se encuentra nuestro Hospedaje Lima y enseguida el restaurante
Fachada de la iglesia elaborada en piedras del lugar
En
otra esquina están los tejidos a máquina, crochet y palitos, todas nos
acercamos a abastecernos de guantes, chalinas y gorros para el frío. Averigüé acerca
de ellos y conversé con Vicenta Machacuai Cabello más conocida como VIKI ella
me comentó que tiene su taller propio en Daniel Alcides Carrión sin número,
pero que atiende en su kiosko en una esquina de la plaza y que su esposo Próspero
Cañari dirije la Asociación de Artesanos
y tejedoras llamado “El buen recuerdo” ella es profesora y enseña a 13
tejedoras todas las técnicas desde el telar, pasando por máquina, crochet y
palitos.
Partimos caminando hacia el
Puente de calicanto y allí tenemos nuestro primer encuentro con las lagunas y
cascadas color esmeralda, de fondo cristalino en donde abundan las truchas y
diversas aves. Una escultura labrada en piedra
de un pato de cabeza negra y cuerpo rojizo se divisa sobre un muro.
Todos empezamos a fotografiar disparando tomas por doquier y tomándonos el
tiempo para admirar el paisaje que transmite paz y relax. Ascendemos hacia un mirador desde donde se
divisa todo el paisaje. Tomo pequeños videos para dejar evidencia del sonido de
las aguas al caer y correr descendiendo sobre otras, además del color de
ensueño que tienen.
Regresamos
para abastecernos de alguna bebida y frutas porque saldremos hacia un pueblito.
Me encantan los niños, uno se acerca pero se tapa la cara con la cometa,
entonces le digo que le diré a mi nieta que él se llama “cometa” y que no tiene
cara, entonces me sonríe y se destapa, al final un selfie sonriente.
Partimos
en la movilidad hacia VILCA pintoresco pueblito distante 17 kms. Y a 3.912 msnm. En el camino paramos a admirar
las lagunas turquesas de Huallhuash y Papacocha, algo inolvidable, las primeras
una sucesión en cadena con caídas de agua entre ellas encajonadas entre la
cordillera de colores. La segunda una enorme laguna en forma de corazón
texturizada de color esmeralda oscuro, que nos deja embelesados.
En Vilca la iglesia de piedras
con figuras en su fachada de copas en forma de cáliz y palomas blancas y
alrededor de la plaza las mamachas con
sus mantos coloridos de flores, tejidos en telar con sus sombreros de fieltro
nos esperan para ofrecernos deliciosos choclos de gruesos y grandes granos con
queso elaborado artesanalmente el mismo día, refrescos de muña y mate de coca.
Los niños juegan absortos con sus carritos y las carreteras elaboradas con
arena. Dicen para subir al mirador, llego hasta el comienzo de las escaleras y
decido verlos ascender mi estado físico me impide hacerlo, a veces es mejor no
forzarnos y decido caminar por las callecitas y tomar detalles de puertas y
texturas, además entrar a las bodegas que tanto me recuerdan la infancia en mi
pueblo natal, las balanzas me atraen todas antiguas y diferentes.
La lluvia empieza y los veo
llegar a todos cubriendo las cámaras porque hubo hasta una pequeña granizada,
escuchamos los truenos. Me cuentan que desde arriba se divisa el valle y todo
el pueblo y en la margen derecha se encuentra el “Bosque del amor” y otras
caídas de agua. Emprendemos el viaje de regreso por las innumerables curvas
vamos descendiendo y siento que el dolor de cabeza empieza cada vez más fuerte,
al llegar estoy con “soroche” el mal de altura me tocó, siento mucho frío, naúseas
y luego vómito y decido quedarme en cama
y no ir a comer, lo único que siento mucho es que estaba muy ilusionada con la
salida nocturna a tomar las estrellas y la vía láctea, tenía el trípode, la
linterna, el disparador a distancia, en fin no tenía alientos ni para hablar,
menos para pararme y salir. Las siento
llegar a medianoche, mis tres compañeras de cuarto felices y animadas porque
lograron sus fotos, venían congeladas del frío. Yo tenía doble pantalón de
polar y dos chompas, además de chalina y guantes, estaba debajo de dos frazadas
pesadas de lana de oveja y así y todo tenía frío, en las noches es inclemente
por eso hay que tomar las precauciones del caso y traer algo de abrigo o una
bolsa de dormir de campamento.
Al día siguiente amanezco bien y
tomo mis pastillas de la presión con el mate de coca pero con galletas, felices
reciben mi donación de pan con huevo. Partimos caminando hacia otra parte
cercana con más caídas de agua que se divisan desde un mirador, bajamos para
divisar de más cerca, se ven las truchas y el agua cristalina de color azulado,
un puente de peldaños de madera atraviesa de un lado a otro, está cerrado
porque pertenece a un restaurante al otro lado y es privado, puede uno
gestionar el pase y consumir algo, pero decidimos sólo tomar las fotos.
y allí la clase para hacer el efecto seda en el agua que desciende, no tengo el filtro me olvidé de llevarlo pero una compañera de cuarto manualmente lo sostiene y logro las fotos deseadas.
Después regresamos para almorzar y recoger las pertenencias del hospedaje porque partimos y en el regreso visitaremos otro pueblito. Arroz con pollo y papa a la Huancaína es nuestro almuerzo con un refresco de color rosado fragante y dulce que mi compañera me cuenta que es desinflamante natural muy efectivo.
Antes de partir uno de los
compañeros que trajo su guitarra porque le harían un video se anima y nos
deleita con varias canciones. Salimos a las 2:30 de la tarde rumbo al pueblito de VITIS a 3.700 mts de
altura, antes de llegar paramos en una laguna que cuenta con muelle y allí
están los botes para paseo, un grupo se anima a dar una vuelta y otros seguimos
tomando fotos, la textura del agua y la
luminosidad del momento se presta para lograr unas lindas tomas, el color del
agua esmeralda y las plantas de ichu (pasto del altiplano) por doquier.
VITIS
es pintoresco con casa de colores, balconcitos de madera y estrechas calles con
la asequia al centro. En la plaza la escultura de un campesino con azadón,
caminamos por las callecitas y ascendemos por la pista donde se divisa el valle
sembrado en pequeñas parcelas de verdes diferente, al fondo dibujada con piedra
“la bella durmiente”.
El paisaje del camino de regreso
de día es espectacular con el río Cañete a nuestra diestra el valle en el que
se divisan caballos, vacas y otras especies de pájaros. Paramos en Catahuasy
para revisar la batería del bús y entonces mis compañeras me animan a hacer la
foto de estrellas, vamos a un lado del puente donde no hay mucha luz artificial
y hacemos las tomas, ellas tienen los parámetros y lo logramos.
Gloria Araneta
El viaje se reanuda y a
medianoche estamos en el sitio de partida, cansados del trajín y de la
diferencia de altura, pero felices con excelentes fotos, nuevos amigos y mucho
compañerismo, además renovados y con baterías recargadas para continuar con la
rutina habitual.
Huancaya es un sitio mágico que vale la pena
conocer pero teniendo en cuenta las recomendaciones del caso.
Hasta la próxima expedición en
este maravilloso Perú que no deja de sorprenderme con lugares bellos, únicos y
auténticos, con gente amable y deliciosa comida.